El menú está muy bueno y si te apetece innovar, fallar es complicado.
Llamamos para reservar y fuimos un día que salió nublado después de haber desayunado en Argitan, tomar un piscolabis en Néstor y dar una vuelta por la parte vieja para hacer hambre de nuevo.
Sacaron un caldito, que siempre sienta bien.
Comimos unas setas, unos guisantes y lubina.
Delicioso.
De postre, helados que hacen ellos y si no, da igual. Exquisito.
Sigo siendo muy fan de Ander González.
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