Después de un viaje de seis horas, teníamos bastantes ganas de sentarnos a mover el bigote y llenar la tripa. Aconsejados por un camionero que también gusta del buen llantar, fuimos a cenar a este lugar. ¡Qué productos! No sirvo como crítico gastronómico, porque lo que está bueno, está bueno. Debo decir que todo estaba delicioso así que no tengo nada más que añadir a parte de que el mesonero es majísimo y el lugar encantador.
Plato de jamón... mmm.
Decidimos regar la cena con un vino de la tierra. Otro acierto.
Ensalada de pimientos asados, atún, huevo duro y olivas.
Revuelto de setas.
Sin palabras. Ahh! qué recuerdos.
Si nos despistamos un poco más, no le puedo hacer foto a carne.
Y el postre... nos decantamos por dos postres caseros, para rebajar.
Resultó ser un lugar acogedor con buenos platos caseros preparados con productos de temporada.
Recomendable.
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