Decidimos ir al sur de la península, gran desconocido para mí, con destino Cádiz y alojamiento en Chiclana de la Frontera. Para ello, como pensamos ir en coche y hay un único conductor, hicimos una ruta de viaje que contaba con dos paradas de una noche, una a la ida y otra a la vuelta, para conocer un poco más la península.
La primera parada la hicimos en Trujillo, Cáceres, y para llegar hasta allí cruzamos la meseta con su paisaje cambiante a pesar de la llanura. Me impresionan los cambios conforme recorres kilómetros y me resultó delicioso ver en primera persona esos paisajes que han servido de inspiración a los autores que alguna vez he leído.
Recordaba durante el camino los Campos de Soria y los Campos de Castilla descritos por Antonio Machado que ya había visto parcialmente en viajes anteriores. Es cautivador. La belleza más sublime nace a veces de las cosas más sencillas y quien es capaz de apreciarlo se convierte en un privilegiado.
Me encanta hacer fotos desde el coche aunque un alto porcentaje no sirven para nada pues suelen salir árboles, farolas o guardarraíles. Debo agradecer el invento de las cámaras digitales porque si no ese juego sería inviable.
El cielo se mostró caprichoso durante el camino.
Cuando te acercas a Extremadura el paisaje nuevamente cambia y se mezcla. Esa heterogeneidad se mantiene hasta Andalucía pero detengámonos en Trujillo.
Cuando llegamos se respiraba aire festivo. Había muchísima gente por la calle y antes de bajar del coche nos enteramos que era el último día de fiestas y la gente acudía en manada a la plaza de toros porque hacían una especie de capea para las mujeres del pueblo o algo así. (¡Ay! la memoria, ¡qué caprichosa!).
Nos hospedamos en el Hostal San Miguel, en el centro de la ciudad, a pocos metros de la Plaza Mayor. El Hostal tiene un encanto peculiar. Su entrada, el acceso desde el parking a la recepcióna través de un pasillo abovedado, las escaleras, los descansillos. Todo espacios amplios en los que se respira la piedra de sus muros.
Nos relajamos un poco y salimos a dar un paseo antes de ir a cenar. Por la proximidad y aprovechando la calma que reinaba fuimos hasta la plaza Mayor, que cuando la descubres asombra por sus dimensiones.
Palacio de la conquista |
Fuimos a localizar "El Hueso", restaurante que le había recomendado a Iker un transportista al que conoce y reservamos para cenar. Como era temprano, dimos un paseo para hacer gana (excitar el apetito).
desde el castillo |
castillo árabe siglos IX-XII |
Trujillo |
Subimos hasta el castillo árabe dando un paseo y siguiendo las indicaciones. En el camino nos encontramos con los novios de la boda que estaban haciéndose el álbum. Intentamos evitarlos al hacer nuestras fotos. Era la segunda semana de septiembre y había poca luz.
De bajada hacia el restaurante dimos la vuelta por otras calles, localizamos el lugar donde al día siguiente antes de salir hacia Chiclana compraríamos pimentón de la vera; muy recomendable por el peculiar aroma y sabor que aporta a los platos.
Cenamos de maravilla en Hostal- Mesón Hueso y después nos perdimos por las calles de Trujillo antes de ir al Hostal a descansar para continuar el viaje. Literal.
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