Esta playa y Chiclana de la Frontera merecen una entrada. Pasamos unos días inolvidables en ella y sus alrededores.
Es una playa muy larga y muy ancha. No creo que haya excesivos problemas de espacio en pleno verano. Hay mucho trozo de arena hasta llegar al mar y ésta quema de lo lindo.
Longitudinalmente está salpicada de bares, restaurantes y chiringitos en primera línea.
Al segundo día compramos una sombrilla. El viento era aceptable y el sol demoledor. Creo que es la manera de que aguante en la playa. A la sombra.
Desde uno de sus extremos se ve perfectamente la isla de Sancti Petri con el castillo.
Tener esa pedazo de playa a nuestra disposición, con el alojamiento relativamente cerca del "Rincón del Pulpo" y otros lugares más donde elegir, tienes la posibilidad de dar largos paseos para compensar el sedentarismo, bien por la playa o por las calles de Chiclana.
Todas las calles que van a dar a la avenida principal parecen iguales, y cuando llegábamos a nuestro alojamiento nos encontrábamos con ésto.
El resto de Chiclana es una población normal, con sus bloques de viviendas, comercios, polígonos...
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