La segunda parada en el viaje de marzo de 2014 fue Valladolid. No me la imaginaba de ninguna manera y me gustó. Quizá porque no nos salimos mucho de la parte vieja y rezuma historia. En la línea de lo que se siente en Burgos. Entre ellos hay algo de pique y este comentario puede levantar ampollas según quién lo lea. Estuvimos dos días y nos movimos sobretodo por el casco antiguo. Me llamó la atención lo anchas que me parecieron las calles principales del casco y las plazas. Está claro por dónde circulaban los carros. Se me va la imaginación con las cosas que pienso, inventadas, por supuesto.
Estatua de Zorrilla en la Plaza Zorrilla |
Museo de la Academia de Caballería |
Plaza Mayor |
Nos hospedamos al otro lado del Pisuerga del centro. En la zona de la Feria de Valladolid.
Iglesia de San Pablo |
vueltas para llegar al hotel. Nos registramos y comenzamos a andar sin coger un mapa, en busca del sitio que había visto para comer.
Aquel día anduvimos mucho. El segundo día en Valladolid teníamos agujetas en los gemelos. Los dos. Nos sentó bien de todos modos.
Siguiendo con el lunes, el restaurante que había pensado lo encontramos pero no tenía mesa; pudimos reservar para el día siguiente, y terminamos en un bar donde comimos chuleta, patatas y pimientos, de cuyo nombre no logro acordarme. Una lástima.
Mereció la pena. Tanto, que al día siguiente repetimos carne y pimientos. Las patatas las pusieron al pedir el vino. Probamos también el torrezno, muy bueno, pero no repetimos.
Se había puesto a llover, no tenía pinta de parar e hicimos lo que solemos hacer cuando llueve en vacaciones: ir al cine, siempre que haya alguna película que nos llame la atención. Acababan de estrenar 8 apellidos vascos y allí que fuimos. Cuando salimos brillaban los últimos rayos de sol, los bajos de los pantalones estaban secos y se me había pegado el acento "vascuence".
Colegio de San Gregorio. Museo nacional de escultura |
Santa María La Antigua |
Colegiata de Santa María |
Colegiata
|
Tras salir del cine, recorrimos la avenida Zorrilla en sentido inverso para llegar a la plaza. Cuando pasamos por la oficina de turismo la acababan de cerrar, continuamos dando vueltas sin saber bien dónde estábamos porque también se nos gastó la batería del teléfono que utilizábamos para orientarnos. Cenamos en los alrededores de la plaza y dimos por terminada la jornada. De noche todo cambia y al volver me confundí de puente. Creí que estaba en el de al lado. Menos mal que Iker ve mejor que yo, si no hubiese estado hasta que se hiciese de día dando vueltas.
La Plaza y el Ayuntamiento |
Al día siguiente, martes, salimos del hotel con un mapa turístico en la mano, volvimos a cruzar el Pisuerga para primero buscar dónde desayunar, y después recorrer todo el centro procurando enterarnos de dónde estábamos.
Es mucho más entretenido si vas buscando algún objetivo, como una tienda o un sitio donde preparen algún pincho que nos haya llamado la atención.
El Pisuerga |
Primero tomamos café en un bar con solera, donde servían pinchos de tortilla e Iker probó uno; después fuimos a buscar otro cuyas tortillas tenían buena pinta: el Bar Postal. Una tortilla buenísima, jugosa, sabrosa. Después seguimos paseando, encontramos una tienda donde vendían vinos, tomamos un aperitivo en la Cárcava, dos tostas deliciosas, y fuimos a comer pasando antes por la tienda de los vinos para comprar.
Recorrimos toda la zona centro, vimos iglesias, escuelas, los edificios, las calles. Teníamos agujetas y aunque la estancia fue corta, todavía nos faltaba conocer Salamanca lo que disipó la posible tristeza que da cuando dejas un lugar de vacaciones.
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