Últimamente son varias las personas que me dicen que han estado allí y todos coinciden en que es un lugar muy bonito.
A mí me conquistó. Me hubiese quedado allí. Entran ganas de escribir, pintar, leer...
Puede que a partir de ahora piense en Salamanca cuando necesite crear. Es mi numen. A ver lo que me dura.
Y cuándo me ilumina.
Los edificios están realizados con piedra de la cantera de Villamayor, actualmente casi agotada y protegida para realizar arreglos en los edificios de Salamanca, según nos contó el recepcionista del hotel.
No vimos al astronauta. En algún momento he debido mencionar que soy... corta de vista, aunque durante un breve espacio de tiempo estuvimos parados en su puerta haciendo fotos; no busqué la rana. Menos mal, porque no la habría encontrado.
Estuvimos en marzo, en pleno curso. Era miércoles cuando llegamos y ver la imagen del puente sobre el Tormes y al fondo las catedrales, es cautivador. Fue un flechazo. Veníamos de ver Burgos y Valladolid que son preciosas, cada una a su manera, y Salamanca resultó el colofón perfecto de las vacaciones. Pasé las vacaciones cautivada. Qué bonita es también Castilla y León.
Nos falta mucho por conocer, pero cada viaje anima a seguir descubriendo y me encantan los cascos históricos de las ciudades y los pueblos, así que cuando acabemos con las capitales espero continuar enamorándome de España, de su comida, de su gente, de sus pueblos y de quien me acompaña.
Llegamos a mediodía y lo primero que hicimos fue dar una vuelta, pero con el objetivo de encontrar un sitio para comer. Cruzamos el Tormes por el Puente Romano y subimos directos a la Catedral para tomar la calle Mayor. Llevábamos un plano y mi sherpa particular había buscado on line sitios para comer. Pasamos por una tienda que tenía imanes de nevera en forma de jamón y dije, ya pasaremos luego. Error.
Dando un pequeño rodeo, en seguida llegamos a la Universidad y la Casa de las Conchas pero dejamos la inspección en profundidad para otro momento. La visita prometía.
Llegamos a la Plaza Mayor. Es realmente bonita. Sin ser la más grande, es una señora plaza cuadrada, completamente porticada, con bóvedas de crucería en dos de sus lados que te deja boquiabierto, como Salamanca entero.
Plaza Mayor |
Después de comer fuimos a descansar un rato y más tarde volvimos a salir, para conocerla de noche y cenar. Nos paramos en el Restaurante Don Mauro de la plaza Mayor y en el Tapas 2.0, donde decidimos que al día siguiente iríamos a comer. Teníamos agujetas y después fuimos directos al hotel a descansar.
Al día siguiente, jueves, salimos temprano para conocer un poco mejor el centro. Nada más empezar a andar por las calles aledañas a la Universidad, el ambiente era festivo. Encontramos varios grupos de zagales disfrazados sin temática común: mariquitas con sus antenas y todo, despedidas de soltero. Un poco raro para un jueves. ¡Era jueves! Vale.
Oímos hablar a un grupo de la Iglesia de San Marcos, y nos marcamos como objetivo llegar a ella tras dar un buen rodeo por otras calles que daban a lugares que tenían que ver con grandes maestros de la literatura española. Su aspecto te hace transportarte en el tiempo, es realmente inspirador. Fuimos a buscar la plaza y desde allí nos dirigimos hacia la Iglesia.
Llegamos a la Iglesia de San Marcos. Es circular. Circular del todo. Se construyó con esa forma a finales del s. XI o así. No se sabe exactamente. Está en la parte de la antigua muralla, cerca de la antigua Puerta de Zamora, al final de la calle Zamora. Cuando llegamos estaba cerrada, no coincidió con ninguna misa. Por dentro debe ser bonita, con aportaciones hechas a lo largo del tiempo.
Un poco más allá de la Iglesia, mirando hacia el paseo de Carmelitas, se veían edificios que marcaban el fin del casco histórico propiamente dicho y el comienzo de otra etapa y ensanche de la ciudad. Bordeamos por la Avenida Mirat para volver a introducirnos dando vuelta por las calles con el objetivo final de llegar al Tapas 2.0 para comer.
Cuando salimos de comer fuimos a buscar la calle Mayor para ver si encontrábamos el imán del jamón, pero no. A quien sí nos encontramos fue a mi prima, que había viajado con un grupo, creo que a un congreso. Nosotros fuimos a recuperar fuerzas para salir a cenar.
Por la noche, modificamos un poco la vuelta que damos normalmente en dirección a la plaza buscando el Huerto de Calixto y Melibea, pasando por la fachada interna de la Casa Lis, y lo encontramos. Es un coqueto espacio que no me pareció muy grande y tenía un montón de rincones que destilaban romanticismo. Oscuros y con bancos.
Después de dos días fabricando ganas de volver a Salamanca, y cinco pateando la parte vieja de tres capitales de las nueve provincias que tiene Castilla y León, emprendimos el viaje de vuelta a casa pasando otras provincias y viendo de lejos la silueta de la muralla de Ávila. Algún día.
Otro viaje que no nos importaría repetir aunque en el camino hemos encontrado otros sitios que queremos conocer.
Espero poder hacerlo. Este viaje es de los que te dejan ganas de ver más, pero lo suficientemente cansado como para que volver a casa sea la opción que se imponga a cualquier otra que te puedan proponer.
Definitivamente algo ha sucedido con las fotos. De la Casa de las Conchas no encuentro, e hice. Bueno, como muestra esta esquina.
Otro motivo para volver.
Cada vez veo más inviable la posibilidad de volver a todos los lugares que visitamos, porque no repetimos mucho. Espero que en el futuro se pueda viajar de una forma más rápida y segura. No se, volando en coche o algo así. Las aeropistas podrían ser más anchas, algún tipo de orden sería necesario. Y con energía solar, como las calculadoras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario