Debajo de la plaza del Machete, en la cuesta de San Francisco, ahí está el Bar Toloño. El sitio, vacío, resulta amplio y la zona de barra, cómo no, se queda pequeña. Todos los pinchos que probamos estaban muy buenos y no fueron pocos.
¡Me encanta!
El primer día llegamos un poco tarde, pasadas las dos, cuando no quedaba mucha gente.
Comenzamos la primera visita con un pintxo de "Bacalao gratinado" (bacalao gratinado, cebolla pochada, manzanilla, salsa holandesa, bechamel y queso rallado en una tartera pequeña que ¡quema!), continuamos con una "Vieira" que no habíamos pedido pero se quedó sin pretendiente (vieira a la plancha, cebolla pochada, manzanilla, tomate y salsa holandesa servida en su concha), y un "Huevo trufado" (huevo a baja temperatura y trufa), más que por el huevo, por la trufa. Hasta ahí el menú estaba siendo cuestionable
Un lugar altamente recomendable. No encuentro la foto del "Peperoncini" (pimiento enano italiano relleno de alcaparra, atún y aceituna), la habría puesto al principio. En su lugar pongo el "milhojas de habitas sobre pisto de verdel".
En boca, a dos carrillos, impresionante. "Irlandés de perretxicos" (huevo a baja temperatura, perretxicos y su crema), "Txangurro" (centollo desmigado, cebolla pochada, tomate, vino blanco y crema de coliflor, servido en su concha o en un vaso el pintxo) , "Txipirón a la plan
El placer de comer a dos carrillos da lugar a prácticamente una enciclopedia. Bar Toloño es un buen lugar para practicarlo.
Un lugar al que iremos cuando repitamos visita a la capital.
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