Fuimos con premeditación porque parecía chulo, lo teníamos cerca y ver atardecer allí apuntaba maneras. Tras conocer el puerto de Maó y Binibeca, dirigimos el coche de alquiler hacia allí con la intención de ver atardecer en un entorno cautivador de Menorca. Se nubló por la tarde pero cumplimos nuestros planes y allí nos plantamos.
Para llegar a la cueva hay que ir a Cala en Porter. Está señalizado y orientado para el consumo del turista. Eso sí, es una belleza de la isla.
De estar despejado a nublarse un poco para llegar a no ver el ocaso con el cielo completamente cubierto. Ohh! No le quitó magia al sitio.
En la entrada hay una tienda donde venden souvenires de la cueva, de la isla y de moda. Supongo que en temporada alta debe ser un poco agobiante aunque parece que se preocupan bastante de controlar el aforo.
Adaptan el ambiente, las consumiciones y los precios al momento del día. sin duda es un capricho que en vacaciones merece la pena.
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