Córdoba (Andalucía 2015)



Cuando vamos a sitios y sólo pasamos una noche, a veces no son ni veinticuatro horas lo que tenemos para conocer el lugar. Sólo da tiempo de cenar una vez.
A Córdoba habíamos ido un par de veces pero el cuerpo nos pedía una estancia un poco más larga para poder exprimir la ciudad un poco más.
La parada de 2015, durante la vuelta a casa, fue de dos días. Dos noches, para ser más exactos, como colofón de unas vacaciones que comenzaron en Madrid, continuaron en Cáceres y Sevilla hasta llegar al destino principal que era Cádiz, en siete días.






Llegamos a la hora de comer, pero primero fuimos al hotel. Antes, dimos vueltas hasta llegar al aparcamiento. Era la segunda vez que nos alojábamos allí. La primera fue de ensueño. Esta habitación era más estrecha, más pequeña, más bien normalita. Eso sí, con un colchón comodísimo.





Después fuimos a comer. Esta vez al Churrasco. Magnífico.

A la hora de cenar no teníamos hambre todavía después de la comida
 Una estancia de dos noches es perfecta para visitar la Catedral -Mezquita a primera hora, de manera gratuita y libremente. Es impresionante.


 



Tras la visita, desayunamos y ya que estábamos en pie, nos dispusimos a dar paseos.

Aprovechamos para ampliar lo que ya conocíamos. Llegamos hasta el Palacio de Viana y sin ir demasiado lejos, dando vueltas, llegamos a una calle con tiendas interesantes que termina en el Templo Romano. La calle, Claudio Marcelo, da a la plaza de las Tendillas y pasamos por ahí para entrar y salir a la ciudad.

Habíamos visto bastantes cosas, comprado una camiseta y era temprano para ir a comer, así que nos marcamos como objetivo encontrar y comprar aceite cordobés. La tienda de la judería donde lo compramos el primer año está cerrada. Era muy nueva. 



Preguntamos pero no nos supieron indicar dónde podíamos comprar aceite. En un bar donde entramos para recuperar fuerzas, nos hablaron de La Flor del Olivo. Una tienda que se dedica a eso, vender aceite. La tienda en cuestión está en la Plaza de Colón así que, con las pilas cargadas, emprendimos el camino. De paso vimos los jardines de la Merced y una concentración-protesta de los taxistas, que colapsaron la zona.



Damos muchas vueltas y vamos haciendo fotos. Después me doy cuenta de que hemos pasado por la sinagoga, la Puerta de Almodóvar, el museo taurino, plazas míticas y patios típicos.

En una visita próxima podemos entrar al Alcázar de los Reyes Cristianos, que lo tenemos al lado. tenemos visita pendiente.





La segunda noche, en cierto modo emocionados por el viaje de vuelta que teníamos por delante, cenamos intentando conseguir equilibrio en el menú, pero pudo el pensamiento de que no tendríamos oportunidad hasta dentro de un año como mínimo.

Fuimos a la Tranquera primero  y al Churrasco después. Nos pareció buena elección porque hay unos minutos caminando entre uno y otro.

Antes de salir, desayunamos en un Café & Té de la plaza de las Tendillas, junto al parking, porque donde desayunamos normalmente está en dirección opuesta.


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