Vinimos por primera vez el año anterior, que hacían una muestra de comida mexicana y su empanadilla criolla y la del queso, nos cautivaron.
Esta vez comenzamos aquí un picoteo premeditado con una parada más definida
Elegimos una ensalada caprese de la que cada bocado abría camino dejando una sensación de limpieza ¡Qué tomate más rico!
Para continuar, unas empandillas. De provolone y criolla. Hay que probarlas.
Y de allí, con la gana despierta, fuimos a El Churrasco a terminar de cenar, con algo de nostalgia.
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