Este fue el destino de Semana Santa en 2016. Para llegar hasta allí pasamos primero por Vitoria, a echar un bocado. Elegimos como alojamiento un hotel añejo con talasoterapia. Yo no soy muy de jacuzzis ni cosas de esas y no me gustan los masajes. Soy así. Pero fue poco y estuvo divertido.
El hotel está junto a la playa, tiene sus años y han dejado que se note el paso del tiempo con detalles como no reponer ciertas cosas que se van rompiendo o desgastando, pero estuvimos a gusto.
El hotel está junto a la playa, tiene sus años y han dejado que se note el paso del tiempo con detalles como no reponer ciertas cosas que se van rompiendo o desgastando, pero estuvimos a gusto.
El pueblo es pequeño. Tiene bastante encanto con la desembocadura del río Deba que divide la población y ese ambiente típico en las casas y calles.
Es pequeño pero llega el tren.
Fuimos a cenar a un sitio cuyo nombre no recuerdo. Nos ofrecieron fuera de carta producto y nos metieron un soplamocos...
Es pequeño pero llega el tren.
Fuimos a cenar a un sitio cuyo nombre no recuerdo. Nos ofrecieron fuera de carta producto y nos metieron un soplamocos...
Aprovechando que estábamos ahí fuimos a visitar otras localidades cercanas por la carretera de la costa. Concretamente a Ondarroa, pasando por Motrico.
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