Segunda parada en el viaje de septiembre de 2013 después de Toledo, Sevilla.
El año anterior pasamos por allí de camino a Chiclana desde Trujillo. Este año decidimos conocerla un poco y nuevamente nos hospedamos durante una noche. Sabiendo lo mucho que se puede ver, salimos por la mañana sin prisa pero sin pausa con la idea de comer en algún sitio de camino si se nos hacía la hora.
El paisaje me resultaba familiar pero era un camino distino al que recorrimos el viaje anterior. Lo que se repetían eran las figuras de los toros vigilando la carretera.
Cruzamos Despeñaperros.
Nos topamos con un poste que emitía una luz muy intensa que se veía de lejos; desde muy lejos. Nunca he preguntado a nadie si sabe qué es.
El viaje resultó muy tranquilo, con poco tráfico un domingo por la mañana.
Y llegamos a Sevilla. Nos habían avisado de la estrechez de las calles del casco histórico. Avisaban y se reían. De todas formas veníamos entrenados de Toledo. En ambos casos tenían aparcamiento privado de donde no sacamos el coche, pero había que meterlo. Tenían razón; las calles son muy estrechas. Es parte de su encanto.
Nos alojamos en el Western Cervantes de Sevilla, en la calle Cervantes.
El hotel es muy majo. Tiene un bonito patio interior a través del cual se accede a sus distintas estancias, donde nos sirvieron un fino de bienvenida. Después nos fuimos a conocer un poco la ciudad y merendar.
Salimos con la intención de montar en un bus turístico, pues nos parece una buena manera de hacer una toma de contacto y saber dónde están las cosas relevantes. Solamente lo hemos hecho una vez, en nuestra primera visita a San Sebastián. Miramos el mapa y tomamos esa dirección. Salimos a la calle Torneo y comenzamos a andar hasta que llegamos a la parada del bus turístico, y tras descansar un poco, continuamos caminando porque ni había indicación alguna, ni pasó un autobús.
Puente de la barqueta
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Continuamos en busca de otra parada por la calle Rey Juan Carlos I dirección plaza de toros. Paseamos por la orilla del Canal de Alfonso XIII, viendo el perfil de los restos de la Expo 92, y cuando casi estábamos en la Estación central de autobuses, cruzamos para dirigirnos a la Bodeguita Antonio Romero que está junto a la Maestranza.
Tras merendar y recuperar fuerzas, continuamos paseando por las calles de Sevilla.
Pronto nos tropezamos con una parada de coches de caballo y decidimos dar una vuelta, como alternativa al bus turístico. Es una alternativa cara pero una vez merece la pena.
Merece la pena porque paseas sin cansarte por el parque Maria Luisa y el cochero te va indicando qué estás viendo. Me recordó un poco al paseo en góndola por los canales venecianos.
Sevilla es realmente única, como todas las ciudades, pero tiene algo que brilla.
Torre del Oro |
Entrada Parque Maria Luisa |
Fuente de las Cuatro Estaciones |
Plaza de Españ |
Estatua de El Cid
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Plaza de España |
Vimos parte del Parque María Luisa, la Plaza de España, el Prado de San Sebastián, con sus esculturas.
Fuimos un tramo por el Paseo de las Delicias y había bastante tráfico, pero el caballo era un profesional. Lo comentamos con el cochero y resultó que no, era bastante novato pero apuntaba maneras.
Nos quedó claro durante el paseo que la Expo de 1929 fue muy importante para la ciudad de Sevilla; muchos pabellones son todavía utilizados y la Plaza de España...
Semejante paseo no hubiera sido posible caminando. Así teníamos fuerza para seguir paseando por el centro en busca de los sitios de tapas.
Queríamos haber cruzado a Triana pero lo dejamos para la siguiente visita.
Cuando nos fuimos hice fotos de la Basílica de la Macarena, la muralla, el pabellón de Argentina, actual conservatorio de danza, y el estadio del Betis.
Basílica de la Macarena |
La visita a Sevilla fue fugaz, dejó buen sabor de boca y motivos para volver.
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