Como no me gusta ir de compras y no me podía perder semejante acontecimiento, "ya verás se te pondrán los pelos como escarpias", en 2006 me llevó a visitar la catedral.
La primera vez que me llevaba a visitar una catedral: la catedral del fútbol.
Primero entramos al museo. Vimos las copas y los trofeos, acompañados de fotografías que los ilustran.
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| "Pitxitxi" |
Con todas las imágenes y estatuas, es una motivación continua. Las tienes por todas partes.
Lo siguiente, visita a los vestuarios.
Por último, salida al césped. Nos comentó el primo que las manchas eran consecuencia de un concierto.
Aquí creo que es cuando la sensación de pelos como escarpias se intensifica, aunque los forofos del Athletic la portan durante toda la visita.
En primavera de 2011 me llevaron a vivir un derbi vasco en las calles de Bilbo y San Mamés. Un auténtico jolgorio que empieza por la mañana. Es como el día grande de las fiestas mayores del pueblo, donde acuden los del pueblo de al lado. Al principio, por la mañana, los bilbainos están a sus cosas, haciendo compras, recados y trabajando, ataviados si pueden con la camiseta. Conforme van llegando los de la Real, van tomando las calles. Hay muchas rayas rojas y azules. Las calles se van llenando de gente que viste las camisetas y los colores de su equipo. De repente un grupo arranca a cantar su himno, a lo que se unen los que lo rodean que llevan rayas del mismo color, y como hay gente por todos los sitios, se van uniendo y se escucha mejor que con megafonía. Cuando terminan, los del otro equipo arrancan con el suyo procurando que suene más fuerte, mientras brindan y se abrazan. Es una fábula en la que ambas partes disfrutan del prolegómeno hasta que llega el momento del partido y el campo se llena; del césped a la bandera. Ni un hueco en la grada y continúa el concierto.
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