Llegamos hacia mediodía, después de haber conocido Cáceres en una breve pero intensa visita.
Tras dejar el coche en el hostal, fuimos a comer a Miramar. El buen sabor de boca que llevábamos sólo lo sabemos nosotros. Para no fallar tiró a dar y yo me dejé llevar.
Flecha de El Rompido |
Punta Umbría es un lugar que destaca por sus kilométricas playas y por lo que te encuentras en el interior. Las marismas de Odiel, parques naturales, su flora, su fauna y su clima incitan a la relajación.
El segundo día cogimos el coche y avanzamos por una carretera que atraviesa los enebrales en dirección a El Rompido. Llegamos allí y dimos la vuelta haciendo paradas para admirar el paisaje.
Vimos la Flecha de El Rompido y un poco más cerca del hotel, nos plantamos.
Al contacto con la arena, me vino a la cabeza la idea de hacer un castillo como cuando era cría. Y así destrozar una playa que parece protegida con una "obra de-sastre" innecesaria para el mundo. Ese pensamiento y la imagen de vernos con la sombrilla, la nevera, la bolsa, la silla, el cubo y las palas me frenó a la hora de comprar un cubo con forma de torre complementado con su pala, su rastrillo, que se perdía rápido, y moldes para hacer figuritas de animales. La idea no se me ha quitado de la cabeza.
Una noche di la vuelta a la punta aprovechando que emitían un partido de fútbol. Las avenidas que en verano están abarrotadas quedan vacías en septiembre pero de vez en cuando te cruzas con gente que como tú, arriesgando con el clima, ha elegido esa fecha para descansar.
La playa que teníamos delante del hotel también es enorme. Tenía la arena suelta y estaba más concurrida quedando lejos de estar saturada. A un minuto de la habitación. Perfecto para ir a la playa y a la playa.
Encontramos un lugar en Punta Umbría en el que se come muy bien, el Juanito Coronel, en el Muelle de Pescadores, e inspeccionamos otros que no se quedaban atrás, o sí; por eso volvíamos allí.
Como hallamos todo lo que necesitamos allí, no nos movimos consiguiendo cuatro días de auténtico relax, siendo conscientes de que teníamos por delante una visita a Córdoba antes de volver a casa.
El paseo marítimo de Punta Umbría, la avenida de la Ría, la calle Ancha y las calles que las rodean están plagadas de tiendas de todo tipo, bares y restaurantes.
Antes de llegar planeé ir a Huelva un día a comer por allí y conocer la ciudad en La Canoa de Punta Umbría. Una embarcación que realiza ese trayecto varias veces al día atravesando la Ría. El paisaje debe ser bonito. No lo se. Al final no lo hicimos.
Lo que sí hicimos fue ir a comer a un restaurante cuyo nombre no recuerdo. El jamón que comimos allí probablemente fue el mejor del viaje.
Una pena que recuerde dónde fue esta comida. Además del jamón, cabe destacar las colas de morunos. Estaban perfectas. Y todo lo demás.
Comimos muy bien y estaba todo muy bien preparado pero lo pagamos. El Juanito Coronel nos cae más cerca.
¡Qué felicidad!
si no recuerdas el nombre es que no sería tan bueno o bebiste demasiado como para recordarlo. Al menos, gracias por la intencion
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