Otro restaurante recomendable ¡Qué afortunados somos! Pero mucho.
Entre la Bretxa y la desembocadura del Urumea, un local agradable con un menú con productos de temporada apetecible sobre el papel.
El cocinero y propietario, Ander González, suele estar en los servicios y se preocupa de atender a los comensales haciéndonos sentir mejor que en casa. Falta el sofá para después de comer.
Lo conocemos de la tele.
Para beber, vino y agua del grifo. Porque el agua del grifo de allí, está buena.
Como aperitivo sacaron una crema que con el día gris que hacía sentó de maravilla.
De comer pedimos lasaña de txangurro, revuelto de cocochas de bacalao, merluza y carne roja con salsa roquefort y pimientos del país.
Rico, riquísimo todo.
Una vez más, sin hambre al terminar pero con aparente espacio en el estómago como para probar algún postre típico que seguro está delicioso, pedimos dos de sus postres caseros, de los típicos, para probarlos: tarta de queso y torrija. Este día, por la tarde, subimos al Castillo de la Mota. Para bajar la torrija.
Aquí hemos vuelto. Dos veces (2016)
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