La estancia de mayor duración durante las vacaciones de septiembre de 2015 fue en Cádiz. Veníamos de pasar un día en Madrid, otro en Cáceres, otro en Sevilla y haber comido en Casa Bigote, en Sanlúcar. Nos alojamos tres días en los Apartamentos Plaza de la Luz, en el barrio de la Viña.
Cogimos una habitación con baño; se puede repetir y mejorar -por ejemplo, intentando alquilar un apartamento pequeño, pero con cocina, para ir al mercado con total libertad-. Estábamos a un par de minutos de la Caleta rodeados de bares y restaurantes. En realidad la cocina es innecesaria. El paraíso.
Lo primero que hicimos fue ir a la playa a saludar al mar y nos saludó el mar a nosotros. A la izquierda, el Castillo de San Sebastián, a la derecha, el Castillo de Santa Catalina.
Fueron días de relax, playa, paseos y comida en un entorno idílico.
Nos levantábamos relativamente temprano y desayunábamos en el bar de enfrente, el Nuevo Mesón Trinidad. Hacen molletes tostados con tomate y aceite y zumo natural. Con las pilas cargadas, a la playa de la Caleta con la bolsa, la sombrilla y la silla. Desde hace un tiempo sobrevuela la idea de añadir un juego de palas. Pero soy muy mala. En parte por la falta de práctica; es un bucle. Yo añadiría una pala y un cubo para hacer castillos, pero me quedo bajo la sombrilla (con la Cuore ¡aaarg!).
El barrio de la Viña es un auténtico paraíso en vacaciones. No es necesario desplazarse a ningún otro lugar para disfrutar de la vida, sin más. Tienes bares y restaurantes de todo tipo, tiendas por si necesitas cualquier cosa, la playa a pocos pasos y grandes paseos que recorrer por si las calles del barrio se quedan cortas. Acuérdate de lo bien que se estaba.
Fuimos hasta el mercado, y concluyó que tenía que ir por la mañana temprano para ver la actividad y el género. Por supuesto, le acompañé. Después fuimos a la playa. Al mercado volvimos para comer. Dos veces. La primera, la de toma de contacto, menuda mariscada. La segunda, con la lección aprendida, nos pasó algo que a quien nos atendió no le había sucedido antes. Una pena. Somos unos pringaos.
El barrio en sí es uno de los que más encanto tiene de los que he visitado. Cuna del carnaval y las chirigotas, no puedo imaginar la que se puede liar allí.
Una día no se qué cenamos pero dormí fatal. Me desvelé y fui a ver amanecer a la playa. El sol sale por la espalda en la Caleta. Había personas que habían dormido allí y estaban recogiendo los sacos y cartones; la playa, poco a poco fue tomada por las gaviotas.
La calle de las Palmeras, todas las que se atraviesan hasta llegar al mercado y a la Catedral, la plaza de las Flores, más plazas. Te creces y continúas caminando hasta llegar a la zona universitaria. Hasta te puedes perder.
La playa era entretenida. Había grupos de gente joven, algunos de vacaciones. Una cuadrilla de chicos vascos (se les nota) ayudaba a localizar a las chicas de buen ver, que también las había.
Cádiz, ¡qué maravilla para pasar unos días!
Ya me gustó cuando fuimos de visita, pero han quedado tan bien cubiertas las expectativas de sol, playa y comer cosas ricas, que no tuvimos necesidad (ni tiempo) de ir Barbate, ni a Zahara, ni a ningún lugar que no fuera la playa, o cualquier rincón del barrio de la Viña.
Para terminar la casi semana de vacaciones, fuimos a pasar 2 días a Córdoba, para disfrutar la ciudad algo más de 20 horas.
Para terminar la casi semana de vacaciones, fuimos a pasar 2 días a Córdoba, para disfrutar la ciudad algo más de 20 horas.
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